No se si vas o si venis
en esta noche encapuchada.
Tengo que cerrar los ojos
y esperar que lo de adentro se acomode.
(Hay un conejo suelto en mis verbos)
Te han ido de canalla por la muerte negra,
te corren, las luces balanceadas
(No sabe ¡es un conejo! si roer o reproducirse)
Ciegos los topos, no los conejos.
Asesinos, los que elijen
(¡Era un animalito!)
Si la muerte es un destino, será entonces
todos los destinos de todos.
lunes, 7 de mayo de 2007
La felicidad de los animales
Escrito por Pablo Di Luozzo en 2:13
Etiquetas: animales, capucha, destino, noche, ojos, poesia
Escuchar el poema en un idioma irreferenteEscuchar el poema en español
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario