sábado, 25 de abril de 2009

Estados de una esfera

Una lágrima pinta el piso que me /
detiene,
una culebra nada sabe de piedad.
Enfrascado lo que hoy nos decimos.

El dolor es un augurio
e-qui-vo-ca-do,
no me diré: "ainsi bere"; seré,
en la pista de alunizaje.

El paisaje es colores de palabras,
música sin cosas, sin ideas
con fín.
No es animal
el animal
                                                     confinado.

lunes, 20 de abril de 2009

El deber y la muerte

Nunca voy a volver a ser el mismo.
Entré una vez más en una puerta;
soy siempre el que entra, sale, y los
demás.

De crío tenía pelos de caballo
y ternura hasta la nuca;
- estoy entre amigos y no lo recuerdo -
esa tierra se me hizo difícil de pisar.

Innombrable es innombrable,
eso y nada más o
correría peligros.
Los objetos que dejé atrás,
importaban.

O la muerte se ve bien
o ya no vemos nada de nada.
(Un avión o un recuerdo que me preexistía).
"Si querés vivir, cada vez que escuches
tu destino, corré en dirección contraria".

La huida será siempre un elefante en la habitación
que no soporto tolerar.
(Magulladuras por doquier,
signos que nadie sabe leer:
heme aquí).

La voz, por el desagüe.
La tierra muda.

miércoles, 8 de abril de 2009

Rrrrrrrr

Soy una montaña de amor
con un valle, una laguna y
un árbol seco,
con hongos y flores
a mis lados.

Soy pasto húmedo de amor,
hormigas rojas disidentes,
y el eco de un visitante
que muere, de amor,
en un accidente.

Soy el recuerdo de un amor,
que murió, por amor al agua.
Soy un volcán de amor,
que parece una montaña
escalable para los visitantes.

Soy el rocío de una noche,
que visita el valle sin vida animal.
Soy la vida animal, que muere cada tarde
en el valle de los visitantes;
soy la lava contra la laguna.

Soy el viento oscuro que no choca
contra la cara, contra las lágrimas
de nadie.

lunes, 6 de abril de 2009

Viaje al Interior

En 1971 el cielo de la ciudad fue rojo
como nunca en Dublin aunque nos miren.
Los niños de época con dientes falsos
y sobretodos forjadores;
un parque desde el colectivo.
Tu sonrisa manuscrita me sucumbe.

Una calle con
una vidriera con
un autómata congelado con
un ser nomás.
Camino porque bailo,
concretamente.

Un caballo que come deshechos por nosotros.
Es gordo y nos mantiene
en forma de personas.
Tengo lo que tengo
y lo que no,
soy.

Traigo un aparato ocular que
es extranjero, con papeles
rusos y acento vegetal.
(lo de mi ventana
no significa nada)
* Soy un panadero nómada *

Encarno un alemán ruso, un
apocalíptico sin
las barbas
del
caso.

miércoles, 1 de abril de 2009

Algunos días son diamantes

Las ropas cuelgan los barcos
difuminados de andar.
Pieles domadas, amotinadas.

Los giros nos identifican
(nos suponen); ¡No podremos
pasar desapercibidos!

Una mujer espera en
una sombrilla
a mi luz y se peina, insistente,
como si no importara para mí.

Mis ojos de techo azul
repasan cómo toca todo lo que toco,
como una ley que ejerce una
y
otra vez.

Una frase repito de aquí para allá,
como si fuera una cosa,
como si fueras una cosa
que importara.

Somos territoriales.

Juntos,
Porque somos algo.