lunes, 28 de octubre de 2013

Mis palabras otoñales (la vía)

Hay una vía que
no es para cruzar;
excluye a caballos, transeúntes,
trenes y trineos.

Una vía que no
me lleva al conocimiento
ni me trae.

Me acerca, lentamente
me acecha,
por lo que no soy.

No es tu cara ni
tus labios.
No son tus ojos ni
tus frases.
No es tu sangre ni
tu savia.

No es tu esencia ni
tu apariencia.
No son mis convicciones ni
mis adicciones.

No es la noche ni
son tus muecas.

No rebota,
no reverbera,
no refleja,
tu imagen en mi imagen.

No imagino ni pienso ni recuerdo.

Nada y más.

Mis palabras otoñales.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Los higos de septiembre

Los días de marzo llegan
y se van
pero siempre,
siempre están.

El mundo de septiembre
no es septiembre
sin los higos,
que nacen y
engordan de jugo y
crecen y
crecen.

Los higos de abril,
los faraones,
lloran, secos,
los días uniformes.

Los dulces jugos
y los ojos jugosos
no mienten:
el amor y la vida
crecen y crecen
hasta la
última
gota.

La semilla
-por dentro-
no se seca.
Espera,
para ser septiembre,
para ser mundo
de higos jugosos
como el amor,
como la primavera al otoño,
como septiembre a marzo,
como el corazón a la sangre.
Jugosa. Jugosa sangre.

lunes, 14 de octubre de 2013

Click, Bang... glú glú...

Hay un disparo en mi cabeza, un pistoletazo,
click y bang.

Camino, tranquilo,
troto, plácido,
corro, alegre,
y la sangre
cae

en gotas como el primer rocío de noviembre
en el momento en que lo descubrí,
en chorros como la tibia agua del baño
que me abraza en el momento más privado,
en gotas como la transpiración de nuestros cuerpos
que se necesitan más que la vida a la sangre,
en chorros como las cataratas del agua más dulce
de los sueños en los que siempre te sueño.
en gotas como el sudor del criminal
cuando mata porque siente culpa a pesar de tener razón.

Mares, ríos,
paisajes románticos,
de sangre.

Todavía me invitan a comer,
y mi sangre tiñe los manteles y las servilletas
y las sábanas de mis anfitriones,
y me felicitan.

Siento vergüenza y orgullo,
Tanta sangre...

¡Hasta me siento más joven!

Desde el disparo
y la sangre,
suelo nadar
en el lago y disolverme.

Unas horas todos los días.