lunes, 20 de abril de 2009

El deber y la muerte

Nunca voy a volver a ser el mismo.
Entré una vez más en una puerta;
soy siempre el que entra, sale, y los
demás.

De crío tenía pelos de caballo
y ternura hasta la nuca;
- estoy entre amigos y no lo recuerdo -
esa tierra se me hizo difícil de pisar.

Innombrable es innombrable,
eso y nada más o
correría peligros.
Los objetos que dejé atrás,
importaban.

O la muerte se ve bien
o ya no vemos nada de nada.
(Un avión o un recuerdo que me preexistía).
"Si querés vivir, cada vez que escuches
tu destino, corré en dirección contraria".

La huida será siempre un elefante en la habitación
que no soporto tolerar.
(Magulladuras por doquier,
signos que nadie sabe leer:
heme aquí).

La voz, por el desagüe.
La tierra muda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

cuanta razon tenia taz!
este es mi favorito de todos todos.
es q de verdad es impactante, eh.

taz.

la niña verde dijo...

Hola Pablo!
es la primera vez que te leo
y me ha gustado todo abril.
de veras muy lindos poemas
me dare una vuelta por los otros meses ;)
bso
d

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