No me gusta hacerme daño, pero
la necesidad se manifiesta de
maneras misteriosas.
Me cuentan algo los pasos
al ejecutar.
Pero no soy mi preocupación porque
me conecto.
Tengo una enfermedad y
se contagia por los ojos.
Mi mensaje que derrumba
las partes, puede
ser de amor o peor.
Esto nuevo me vuelve un sonámbulo que
trae cosas.
Toda la trágica cadena se detiene
con cualquier interrupción.
Mis manos diluidas pasan
debajo tuyo y nos disolvemos,
por fín solo nos disolvemos.
No es la velocidad,
es la destreza de mis labios.
No cierro los ojos para no mirar,
no me tapo la cara para obturar.
Pero mi historia molecular, los movimientos,
no se molestarán en estadías.
Un flechazo de estación de cuatro vidas
y en realidad ni cambio.
"Si hubiese querido decirte mi amor..."
y yo no me aguanto.
Fuera del camino,
de los costados,
te espero
resuelto.
Me como las garras
-a imagen de un gato-
para no cortarte
uniformemente.
miércoles, 24 de junio de 2009
Mis píldoras de caos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
¡Bien dicho!
El sonámbulo que trae cosas me encanta.
Lo de "Mis manos diluidas" parace un chiste, como si yo dijera "mis manos (ingu) viles"
A la espera de que Trey y Matt se dignen a reunirnos, te saludo de esta forma: Un abrazo.
qué bueno dilu, me encantó. ALTO POEMA.
Publicar un comentario