martes, 26 de mayo de 2009

Nuestros ojos radiantes

Un destino recluso, un viento...
Te espero del otro lado;
un núcleo, una vida en prisión.
"Soy de esta forma por mí, Destino,
no porque las preguntas importen".

Las cajas son siempre ataudes,
sepamos o no, y estos nombres
son fantasmas, los escriba
o no.
¡No hay nadie en casa!

Mira, mi martillo, la resistencia
de antes ahora sabiendo
que, tarde o temprano,
va a tener que matar.
Mi escorpión.

Escondidos a plena vista,
mis dedos lo aprenden todo.
Las garras del conocimiento.
"Nunca me conozcas,
ni me conocerás".

Quizás la lluvia de fuego sea lo mejor,
en estos días nublados.
Tus miradas de pena,
tus miradas de odio.
Nuestros ojos radiantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario