Los días de marzo llegan
y se van
pero siempre,
siempre están.
El mundo de septiembre
no es septiembre
sin los higos,
que nacen y
engordan de jugo y
crecen y
crecen.
Los higos de abril,
los faraones,
lloran, secos,
los días uniformes.
Los dulces jugos
y los ojos jugosos
no mienten:
el amor y la vida
crecen y crecen
hasta la
última
gota.
La semilla
-por dentro-
no se seca.
Espera,
para ser septiembre,
para ser mundo
de higos jugosos
como el amor,
como la primavera al otoño,
como septiembre a marzo,
como el corazón a la sangre.
Jugosa. Jugosa sangre.
y se van
pero siempre,
siempre están.
El mundo de septiembre
no es septiembre
sin los higos,
que nacen y
engordan de jugo y
crecen y
crecen.
Los higos de abril,
los faraones,
lloran, secos,
los días uniformes.
Los dulces jugos
y los ojos jugosos
no mienten:
el amor y la vida
crecen y crecen
hasta la
última
gota.
La semilla
-por dentro-
no se seca.
Espera,
para ser septiembre,
para ser mundo
de higos jugosos
como el amor,
como la primavera al otoño,
como septiembre a marzo,
como el corazón a la sangre.
Jugosa. Jugosa sangre.
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