miércoles, 24 de junio de 2009

Mis píldoras de caos

No me gusta hacerme daño, pero
la necesidad se manifiesta de
maneras misteriosas.
Me cuentan algo los pasos
al ejecutar.
Pero no soy mi preocupación porque
me conecto.

Tengo una enfermedad y
se contagia por los ojos.

Mi mensaje que derrumba
las partes, puede
ser de amor o peor.
Esto nuevo me vuelve un sonámbulo que
trae cosas.

Toda la trágica cadena se detiene
con cualquier interrupción.
Mis manos diluidas pasan
debajo tuyo y nos disolvemos,
por fín solo nos disolvemos.

No es la velocidad,
es la destreza de mis labios.

No cierro los ojos para no mirar,
no me tapo la cara para obturar.
Pero mi historia molecular, los movimientos,
no se molestarán en estadías.
Un flechazo de estación de cuatro vidas
y en realidad ni cambio.
"Si hubiese querido decirte mi amor..."
y yo no me aguanto.
Fuera del camino,
de los costados,
te espero
resuelto.
Me como las garras
-a imagen de un gato-
para no cortarte
uniformemente.

miércoles, 3 de junio de 2009

Araña, dinamita

y el comienzo fue el ojo el tacto.
Desde abajo, el viento es pasto.
A veces camino entre baldosas
como una persona.

Me dijo que es tarde pero le respondí que nunca es tarde para vernos, ni para tocarnos, ni para calmarse
la brutalidad.
Los reflejos absorbentes miran
en la quietud.
Mentira que porque nos hablemos nos conozcamos. Yo no te conozco para nada,
espero.
Las paredes tambalean impetuosas,
celebra ruinas la dinamita.
Soy un fuego que espera.
Te digo que escribo con cinco plumas porque no se cual funciona y cual no.
Choza de escombros mi interioridad.

Un corte en profundidad aunque me estés cociendo y no me digas nada de nada solo cantá, cantame algo -
En alguien hay que confiar (los colores),
para abandonar las ruinas.
Anoche sin miedo
el canto muerto que no se oye o se oye pero no se entiende porque no me lees ni yo te escribo,
ni músicas.